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La prevención de pérdidas en el sector alimentario es uno de los temas que forman parte de los programas de sostenibilidad de la ONU. Según los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) del organismo, la intención es reducir a la mitad las pérdidas de alimentos para 2030. Esto se aplica tanto a las cadenas de producción y suministro como a las pérdidas posteriores a la cosecha, teniendo en cuenta el comercio minorista y el consumo en sí mismo

Saber cómo elegir buenos proveedores es un desafío para el éxito de cualquier negocio. Esto es aún más cierto si consideramos a las empresas del sector minorista y mayorista de alimentos, como supermercados y fruterías. Los supermercados dependen significativamente de estos socios para operar.

La prevención de pérdidas en FLV (frutas, legumbres y verduras) es un aspecto fundamental en la rutina de los supermercados. Las frutas, verduras y hortalizas suelen tener un alto índice de pérdidas, ya que son productos perecederos. Esto impacta directamente en la ganancia de la empresa, por lo que es importante observarlas para evitar el desperdicio y el déficit presupuestario.

Un equipo bien preparado es el secreto de cualquier éxito minorista. ¡Es por eso que la capacitación en supermercados es una práctica que siempre debe estar en el radar de los minoristas y gerentes que desean lograr mejores y mejores resultados!

Por año, los supermercados brasileños pierden 7,6 mil millones de reales en productos, según la Asociación Brasileña de Supermercados (ABRAS). Varios tipos de pérdidas causan esta pérdida.

Utilizar indicadores de calidad para medir y verificar el desempeño de una empresa son los mejores compañeros de quien acompaña y analiza la operación, pues ellos apuntan el camino y son un óptimo referencial.

Si quieres saber qué son las Buenas Prácticas de Manufactura (BPM), qué legislación las contempla y cómo aplicarlas, ¡este post está hecho para ti!

La implementación de las BPM es fundamental para promover la calidad de las operaciones y productos internos de las empresas de la cadena agroalimentaria, garantizando la seguridad al cliente final.

No hay dudas de que las Buenas Prácticas de Fabricación (BPF) son los pilares para asegurar el buen funcionamiento de las operaciones en toda la cadena productiva de alimentos.

La rastreabilidad de alimentos es considerada fundamental para que los distribuidores, industrias y supermercados puedan hacer la gestión de proveedores.

Aquí, en nuestro blog, no nos cansamos de hablar sobre la importancia de la rastreabilidad asociada al control de calidad, específicamente a las inspecciones de calidad, tanto de productos como de los procesos de una empresa.

La etapa de implantación del sistema de gestión de la calidad exige mucha preparación, planificación, resiliencia y un cambio inevitable en el día a día de su negocio, aun más si usted trabaja en el ramo de FLV (frutas, legumbres y vegetales).

La Rastreabilidad de productos, de manera general, surgió debido a la necesidad de saber la localización de determinado producto en la cadena logística.

Los conceptos de calidad se iniciaron e introdujeron en Japón por el estadístico W. E. Deming, luego de la segunda guerra mundial por invitación de la empresa japonesa Japanese Union of Scientists and Engineers (JUSE). Desde entonces, esos conceptos de calidad agregan valor para innúmeras empresas en todo el mundo.

Hablar de calidad de alimentos es un asunto complejo, pues involucra diferentes conceptos y principalmente, interpretaciones diferentes, de establecimiento a establecimiento, de persona a persona.

Una empresa en el mercado de alimentos necesita mantener un proceso estructurado de Gestión del Control de Calidad para asegurar el estándar de calidad del producto final, lo que contribuye para la ventaja competitiva de la empresa y en especial para la seguridad alimentaria. Sin embargo, muchas empresas siguen realizando este proceso utilizando papel, bolígrafos y planillas de computador, que pueden ser un riesgo para la operación, ya que este modelo no proporciona seguridad y autenticidad de la información.

En la cadena alimentaria, incluyendo las grandes industrias de alimentos, muchas informaciones están siendo grabadas en papel, produciendo de pilas de documentos difíciles de analizar, lo que resulta en poca aplicación práctica para obtener información valiosa.

En la Gestión del Control de Calidad el cambio “del papel a la automatización” contribuye positivamente a mejorar el rendimiento y el resultado de una empresa, pues permite un aumento significativo en el día a día de la operación: